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Entrevistas/42
"MI HERMANO ÓSCAR..."*
Entrevista a Gaspar Romero:
"El 15 de agosto,
día de su cumpleaños y Asunción de María, recuerdo
perfectamenteque mi madre me dijo que él llegaría alto"
A las diez de la mañana, la temperatura ya llega a 30 grados. Navidad
con 40º no es algo
Le muestro una foto tomada del sitio salvadoreño Supermartyrio. En la imagen, desteñida por el tiempo, se ve a la madre,
Guadalupe Galdámez de Romero, con largos cabellos oscuros, y sus hijos. Óscar
Arnulfo acurrucado en el borde de una silla junto con Zaida, Rómulo en los
brazos de su madre y el mayor, Gustavo, de pie a su lado. La fotografía
-explica el sitio que la publicó por primera vez- fue tomada el 21 de noviembre
de 1922, cuando Óscar Arnulfo tenía cinco años y es, a todos los efectos, la
imagen más antigua de
* Pero, usted
no está en la foto (Gaspar Romero la toma con la punta de los dedos, como si fuera
una hostia).
"Vine después", dice sonriendo. "Los de esta foto murieron todos".
Los únicos que todavía viven son él y Tiberio Arnoldo Romero,
radicado en San Miguel, el pueblo donde Óscar fue primero seminarista y luego obispo.
"Yo vengo después de él. Mi hermana ya falleció".
* ¿Qué se
siente o cómo se vive con un hermano casi santo?
Gaspar Romero admite que nunca pensó que aquel hermano con el que
creció pudiera llegar a ser santo. "Vivíamos juntos y veía su carácter...". Se ve
que busca la palabra apropiada para definirlo. "Diferente", dice después en
tono muy contenido. "Pero, recuerdo una predicción de mi madre", revela. Era el
año 1942, Romero todavía se encontraba en Roma para completar su formación
académica en la Pontificia Universidad Gregoriana. "Hablando con ella del
cumpleaños de Óscar Arnulfo el 15 de agosto, día de la Asunción de María,
recuerdo perfectamente que me dijo que llegaría muy arriba". No dice si pensaba
en el cielo de los beatos o de los santos, y con pudor desvía la conversación
sobre el Papa actual, al que no conoce personalmente sino "solo por correspondencia",
como aclara. Pero, le gusta mucho. "Él fue quien sacó el proceso de
beatificación del pantano en el que se encontraba. Sé que no progresaba por la
oposición que había aquí entre nosotros", en El Salvador. Da algunos nombres,
unos bastante conocidos y otros menos. Le recuerdo que el Papa, después de la
beatificación, dijo una expresión muy fuerte, de martirio sufrido incluso
después de su muerte, un martirio "que continuó después de su asesinato" por
las calumnias de "sus hermanos en el sacerdocio y en el episcopado".
"Sí, efectivamente así fue, se lo escuché decir a él también los
últimos días", exclama Gaspar. "Su pecado fue defender a los pobres, pedir
justicia para que no se cometieran prepotencias contra la gente pobre. Por eso,
la oligarquía lo hizo matar. Los diarios lo ultrajaban, los de este país, que
son diarios de los ricos y dicen lo que los ricos piensan. Decían que era
comunista, que era guerrillero, y la oligarquía salvadoreña mandó a Roma tres obispos,
el de San Miguel, el de San Vicente y el de Santa Ana, para que lo denunciaran
y para pedir que lo transfirieran. Monseñor lo supo y le disgustó mucho que
tres hermanos en el episcopado hubieran ido a denunciarlo. Fue muy doloroso
para él, porque eran algunos de los que él había ayudado". Y agrega que "hoy
también hay difamadores" en la Iglesia de El Salvador.
* ¿Y conoce
personas que hayan cambiado de opinión sobre monseñor Romero, que hayan sido
críticas y hostiles y ahora piensen distinto? "Si, y vinieron a verme. Me dijeron que lo lamentaban mucho y que estaban arrepentidas, porque habían repetido cosas falsas sobre monseñor Romero. Piden perdón a Dios y a él por las ofensas que le hicieron".
*Como ocurrió
con Rutilio Grande antes que él...
"Cuando nombraron obispo a Romero, el padre Rutilio era director
del seminario San José de la Montaña. Rutilio le pidió que lo trasladara a El
Paisnal, donde había nacido. Allí adoctrinaba a la gente, les enseñaba que no
se dejaran ultrajar por los patrones, que pidieran un trato justo y salarios
decentes. Y eso provocó también su muerte: la extrema derecha lo mandó
asesinar".
* ¿Qué
significó aquello para su hermano?
"Cuando monseñor Romero supo que habían matado a Rutilio, fue
allí. Llegó al lugar donde lo estaban velando, en el parque. Preguntó por qué
no lo velaban en la iglesia y lo hizo llevar dentro. Permaneció toda la noche
junto al cuerpo de Rutilio. Allí comenzó también su amistad con los jesuitas
(Rutilio Grande era jesuita, N. del A.), que se habían
distanciado de él y lo criticaban".
* ¿Es cierto
que en aquel momento, delante del cadáver de Rutilio Grande, comienza –como
dicen sus biógrafos– el cambio de Romero?
"Sí, allí comenzó en él una transformación. Le pidió al Presidente
de la República, el
Lo cual también tuvo consecuencias para su hermano menor. Gaspar
Romero habló sobre eso, en una entrevista al diario on line El Faro, en agosto de 2011: "Yo tenía un cargo muy bueno en ANTEL (la
empresa de telecomunicaciones nacional, N. del A.), de jefe. Y de repente llegó la orden, recuerdo que
fue un viernes: me pasaron a la portería, a trabajar de las 7 de la noche a las
7 de la mañana. Yo iba a preguntar el porqué, qué había hecho, hasta pedí audiencia,
pero, nunca me la dieron. Entonces, yo cumplí y me fui a la portería. Cuando
logré hablar con mi jefe, me lo confirmó: 'Es por su hermano'".
En la misma entrevista, Gaspar Romero habla de los días previos al
asesinato de su hermano, y de las consecuencias que él sufrió.
"Yo recibía también muchas amenazas anónimas en mi casa, desde
malcriadezas y groserías hasta algunas muy finas, en las que me decían que querían mucho a
mi hermano y que yo intercediera. El viernes antes de que lo mataran (a
Monseñor Romero lo asesinaron un lunes) me llegó un anónimo que me dijo algo así: si mi hermano
no desiste de sus homilías, las horas las tiene contadas, que lo iban a
secuestrar y que yo se lo dijera. Era bien pulida, bien nítida. Entonces fui a
verlo y me dijo: 'No le hagás caso, botálo'".
* Fue la última vez que habló con su hermano.
"No te preocupes, me dijo, y si me llega a pasar algo, vos vas a
ser el primero de la familia en saberlo. Y fueron palabras proféticas, porque
el 24 de marzo yo estaba trabajando cuando a las 6 y pico de la tarde me habló
mi jefe y me dijo que fuera a la Policlínica, porque habían herido a mi
hermano. Yo ya sabía, verdad, y salí corriendo. Al
Las palabras más candentes llegan antes de la despedida. La
temperatura también ha subido y está cerca de los 35 grados. Le refiero un
diálogo con el canciller de la arquidiócesis de San Salvador, Rafael Urrutia,
quien acompañó a monseñor Romero a los altares y ahora está haciendo lo mismo
con Rutilio Grande.
* Me dijo que
si hoy Romero estuviera vivo, diría las mismas cosas que decía en los años 80... "Yo le digo más: si hoy estuviera aquí, lo hubieran matado de nuevo. Porque él hubiera seguido defendiendo a los pobres de tantas injusticias, tanta miseria y tanta corrupción".
Alver Metalli
© Il Sismografo (Tierras de América) - 15 de agosto de 2017
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* Artículo
publicado en
Tierras de
América y Vatican
Insider el 24 de diciembre de 2016 con el título: Navidad con los Romero. Entrevista a Gaspar el menor de los siete
hermanos del beato salvadoreño: "Si mi hermano estuviera aquí, lo hubiera
matado de nuevo".
21/08/2017 |