“¡SE
SIENTE, SE SIENTE, FRANCISCO ESTÁ PRESENTE!”
Una intensa manifestación de fe y una gran
fiesta de pueblo: esto ha sido la espera del paso del Santo Padre por la ciudad
de Ypacaraí, culminada en el júbilo por su presencia y, para muchos, en la
alegría de verlo bendiciéndolos desde la ventanilla de su coche.
En efecto, el programa del viaje apostólico que ha llevado
al Papa Francisco a visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay, contemplaba que atravesara
Ypacaraí, dirigiéndose hacia la aledaña ciudad de Caacupé, sede del más
importante Santuario mariano del Paraguay, donde iba a celebrar una Misa con la
participación de una gran muchedumbre de fieles.
Consciente de la gran importancia del paso
del Papa por la ciudad, el Intendente de la Municipalidad de Ypacaraí, Raúl
Fernando Negrete Caballero, había decidido tomar a su cargo la organización del
homenaje al Santo Padre, movilizando a los ciudadanos para que estuvieran presentes
masivamente a fin de saludarlo.
Y la respuesta de la población ha superado ampliamente
a las expectativas: desde tempranas horas, una multitud de gente se ha apretado
en ambos lados de la Ruta Nacional 2, una de las más importantes arterias del
país que, conduciendo de Asunción, la capital, a la frontera con el Brasil,
atraviesa la ciudad.
Los ciudadanos, y particularmente los
jóvenes, han formado un auténtico cordón humano, festivo y colorido, a lo largo
de todo el tramo de la Ruta 2 que corre por el centro de la ciudad.
Vestidos con sus uniformes de gala del
colegio, además de que con trajes folclóricos, enarbolando las banderas de la
Ciudad del Vaticano y del Paraguay, agitando banderitas y globitos de color
amarillo y blanco, alzando pasacalles con frases de bienvenida, sonando
tambores, y gritando frases de cariño hacia el Santo Padre, los jóvenes han vivido
momentos de profunda emoción y alegría.
En correspondencia de la iglesia parroquial
–dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y cuya fachada había sido adornada con
los colores de la Ciudad del Vaticano, además de que con las banderas del
Paraguay y de la ciudad de Ypacaraí–, se había previsto un lugar especial para
enfermos graves y personas discapacitadas: ubicados sobre una tarima, ellos
también –muy conscientes del lugar especial que ocupan en el corazón del Santo
Padre–, han podido percibir, desde esa posición sobrealzada, el paso del Papa.
En este lugar central, había encontrado
acogida también la imagen del Sagrado Corazón de Jesús –venerada por los
parroquianos, así como por los feligreses de otras ciudades cercanas y de la
misma Asunción–, además de los estandartes de las Capillas que forman parte de
la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús.
Para marcar la excepcionalidad de los días
que han visto la presencia del Santo Padre en el Paraguay, la Municipalidad había
decidido iluminar, con un juego de luces muy sugestivo, la fachada y el costado
de la iglesia, por toda la duración de la estadía del Papa en el Paraguay.
Con la finalidad de coordinar los esfuerzos,
en los días precedentes, el Intendente había convocado a los Directores de las
Instituciones educativas secundarias de la ciudad, que acogen más de tres mil
adolescentes, para establecer con ellos las formas del saludo al Papa.
Firmemente apoyado por los Directores, muy
entusiasmados, el Intendente así ha decidido que el cordón de honor estuviera formado
por los jóvenes de las diferentes Instituciones educativas.
Los jóvenes se han vuelto, así, los
protagonistas de este saludo, lo cual refleja y traduce una de las
características y finalidades del viaje apostólico del Santo Padre, quien ha
considerado a los jóvenes del continente como una de las categorías privilegiadas,
a las cuales ha entendido dirigirse.
Detrás de ellos, estaba una gran
muchedumbre de adultos, a quienes animaban los mismos sentimientos.
Las horas de espera han sido vividas como
un encuentro de familia, en el gozo de estar juntos compartiendo los mismos
sentimientos, con esta unidad que solo la fe puede producir, y que supera
cualquiera de las barreras que suelen marcar la vida social: barreras de
sensibilidad política, de situación económica, de edad, de barrios, y de tantos
otros tipos. “¡Qué lindo! ¡Nos hemos sentido todos una sola familia! ¡Y cuántas
pocas veces ocurre esto!”.
Con su concurrencia masiva, su alegría, sus
colores, sus gritos y sus lágrimas, los habitantes de Ypacaraí han mostrado al
Papa Francisco todo el profundo cariño que tienen hacia él, en el cual ven “al
dulce Cristo en la tierra”.
Michele
Chiappo
12/07/2015